Mingote reservado

    El taller desconocido de un genio

    Lo mío no es vocación, ni carrera, ni oficio; simplemente tengo
    humor. El chiste da para comer. Lo que pasa es que yo tengo un oficio
    que, en este país, es como ser torero en Suecia. Es decir, que
    caes simpático, pero no te dejan torear. El único inconveniente que
    he encontrado en mi carrera ha sido el sentido del humor del país.
    Dicen que los españoles no tienen sentido del humor, pero eso no es
    verdad. Van a ver una película inglesa en la que los propios ingleses
    se caricaturizan, y se lo pasan de miedo; pero hacer lo mismo
    en España ya no les gusta. Los españoles tienen el sentido del humor
    mutilado. Aunque se enfaden los ejemplarizados, le contaré una
    serie de anécdotas. En en el guión de Soltera y madre en la vida, en
    el que colaboré, el personaje antipático era un practicante. Enseguida
    salió una carta de un practicante que no toleraba que a los
    de su gremio se les llamara antipáticos. Cuando se me ocurrió decir
    que Felipe II gobernaba como un secretario de Ayuntamiento, rápidamente
    un secretario de Ayuntamiento, muy ofendido, protestó.
    Hice otro chiste en que un nuevo rico le decía al maestro: «Aquí le
    traigo al niño para que me lo entretenga hasta que se haga un hombre
    de bien». Pues, un maestro indignado envió otra carta en son
    de protesta.
    La llaga purulenta de la censura obligó a Antonio Mingote y a sus
    cofrades del buen humor a afinar la intención, propinarles vueltas
    y vueltas de tuerca a las cosas, apuntar por elevación («creo que se
    dice así en artillería»), hacer ejercicios de elipsis, sobreentendidos
    y ambigüedades. «Esto no es deseable, pero ha tenido por consecuencia
    unas herramientas más pulidas y un ingenio más aguzado»,
    confesaba el maestro a propósito de la guillotina censora. La censura
    rasgaba las páginas y los dibujos no aptos con un lápiz rojo.
    Desvelamos en esta obra todos los chistes que fueron censurados
    por la «santa madre iglesia del buen decoro» de turno, es decir, la
    maquinaria del régimen, que obligaba al director de pe riódico de
    turno a tener que censurar a su dibujante.

    Escritor
    Colección
    Clio. Crónicas de la Historia
    Materia
    Humanidades, Biografias
    Idioma
    • Castellano
    EAN
    9788441434295
    ISBN
    978-84-414-3429-5
    Páginas
    320
    Ancho
    21 cm
    Alto
    28 cm
    Edición
    1
    Fecha publicación
    12-05-2014
    Tapa dura
    9,95 €Comprar en Todos tus libros