Presentación y firma. 'Por mi gran culpa', de Raúl Ariza
Ya ha transcurrido más de media hora desde que ella se marchó y Adán se acaba de incorporar después del golpe recibido. Hasta ese momento se ha pasado todo el tiempo como ella lo dejó tras el portazo; sentado en la cama y rebosando tanta soledad y crudeza como un cuadro de Hopper, una escena de Steinbeck o una canción de Springsteen.
Por mi gran culpa quizá sea la primera y única novela narrada y protagonizada por Dios. Adán y Lidia —que en realidad se llama Eva— son una pareja que de repente ve truncada su aparente felicidad después de recibir una inesperada llamada. Tras ese incidente, Eva, que durante el tiempo que ha compartido con Adán se ha hecho pasar por otra persona, ocultando su verdadera identidad, se ve obligada a huir precipitadamente para tratar de evitar que recaigan sobre ella y sus seres queridos las nefastas consecuencias fruto de un grave error cometido años atrás. Durante ese frenético viaje que va a durar apenas 24 horas, y que va a acabar enfrentándola a Tarasca, un narcotraficante y proxeneta que rivaliza en crueldad con el mismísimo diablo, Eva va a estar acompañada de un viejo y misterioso taxista —a la postre el narrador de esta historia—, que no es otro que no es otro que el trasunto de Dios. Un dios débil, dubitativo y atormentado. Transitando por la mejor tradición del género negro, ambientada en diferentes localizaciones y salpicada de inesperados saltos temporales que ayudarán a descifrar las razones del siniestro destino que les aguarda a los personajes, en esta trepidante novela el lector será testigo directo del eterno enfrentamiento entre el Bien y el Mal, un enfrentamiento masculino y machista en el que, de forma irremediable, siempre salen perdiendo las mujeres. Subyace, por tanto, una sutil pero contundente denuncia de la violencia de género.
Por mi gran culpa es la novela ganadora del XXIV Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe 2020.
"Por mi gran culpa arranca con gran poderío, es toda una invitación a seguir leyendo que no deja opción a la mirada lectora. Gran riesgo en la propuesta, mayor riesgo aún en la voz narradora”. “Reúne lo que busco como lector de novela negra: el vértigo de lo novedoso, la atracción por una narración sorprendente que discurra por delante de mí”. Fernando Marías.